Un grupo de ECOSur tuvo la oportunidad de visitar el Museo Cerámico en Suiza. Históricamente, el ladrillo y la teja de barro cocido fueron los dos principales materiales de la construcción en Europa, y resultó interesante ver cómo se produjeron estos en la era preindustrial. Se realizaron intercambios muy vivos e interesantes con la directora del museo, y los de ECOSur pudieron contribuir con sus propias experiencias en la producción preindustrial de tejas.

 
Kurt Rhyner   

Parte de la reciente reunión de planificación de la red ECOSur fue realizar una visita al Museo de Cerámica en Suiza. El ladrillo y la teja de barro cocido fueron históricamente los dos principales materiales de construcción en Europa, y nos interesaba ver cómo se producían estos materiales en la era preindustrial.

El museo posee una impresionante colección de muestras de productos desde el tiempo de los romanos hasta hoy, y es dirigido por una arqueóloga que combina sus conocimientos científicos con lo aprendido en la práctica. Con mucho entusiasmo, nos relató la lucha que libran para preservar algunos vestigios de este arte, pues hoy día la producción automatizada en gran escala ha desalojado por completo la artesanal y hasta los sistemas de producción mecánica.

Vimos ladrillos decorados de la Edad Media , fabricados por monjes, especialmente para construir columnas con relieves. Algunos de estos ladrillos se destacan por su enorme tamaño y un peso de casi 100kg. Saber secarlos y quemarlos, sin que se rajen en el proceso, constituye un arte mayor.

Durante toda esa mañana sostuvimos intercambios muy vivos e interesantes, en los cuales pudimos comparar los distintos niveles tecnológicos que se han vivido. Lo más sobresaliente fue que nosotros no solamente entendimos lo que vimos, sino que aportamos conocimientos, ya que en muchos países del sur los métodos de producción siguen siendo estos mismos, mientras que en los países que viven plenamente la era post industrial son considerados históricos. Para entender esto, se tiene que saber que durante muchos siglos la tecnología de la cerámica no cambio significativamente, y la preparación del barro y el proceso de moldeo casi no sufrieron variaciones. Para la quema se emplean varios tipos de hornos, y hoy día casi todas las variantes conocidas aún estan en uso, inclusive en algunos países de África se sigue quemando al aire libre.

Fue solo hace un poco más de cien años que los ladrilleros empezaron a utilizar sistemas mecánicos para preparar el barro y luego el sistema de extrusión para el moldeo. En Europa comenzaron a dominar los hornos continuos tipo Hoffmann, y en la India los llamados “Bull Trench Kiln”.

Terminamos esta interesante visita en una fábrica de ladrillos restaurada hace pocos años, donde la asociación que mantiene el museo organiza cursos para que la gente interesada aprenda cómo antaño se hicieron los ladrillos. El edificio de madera es de dos pisos y con las paredes semiabiertas para dejar pasar el aire en la tarea de secar los productos. En el piso inferior se fabricaron ladrillos y en el de arriba, tejas. El horno fue construido de paredes gruesas de ladrillos y está integrado en el mismo edificio. Resulta interesante saber que el mismo dueño también tenía caballo y wagón para entregar sus productos en la obra.

El intercambio fue especialmente interesante, tanto para la responsable del museo como para nosotros, ya que todos poseemos experiencias teóricas y prácticas sobre el tema, sobre todo Martín Meléndez, quien ha experimentado con distintos hornos y métodos de quema, y Fernando Martirena, que en este momento desarrolla métodos para acortar el tiempo de quema.